El “kilómetro cero” y la sostenibilidad no son inventos de hoy, hace siglos que se lleva haciendo en los tradicionales mercados de jueves y sábados en Portugalete, por ejemplo. Inicialmente se hacía en la calle Del Medio y desde 1718 se realiza en la plaza del Solar.
Llamamos la vendeja a la actividad de vender las verduras y hortalizas que las aldeanas (vendejeras) traen en grandes cestas de sus huertas a la plaza del mercado, para la venta directa al por menor. Aunque no suele contabilizarse como “laboral”, la actividad comercializadora de los productos del caserío llevada a cabo por las aldeanas, hay que tener en cuenta que suponía una parte importante de los ingresos de la economía familiar. Las aldeanas se encargaban directamente de cultivar, seleccionar, acarrear y vender los productos del caserío en los mercados locales.
Madrugaban y recorrían largos caminos a pie, a lomos de mulas, y desde finales del XIX en ferrocarril o tranvía, para llegar a la Villa, extender los productos traídos en cestos y sentarse en el suelo de la plaza para realizar la vendeja. A veces tenían que regatear, por lo que también las llamaba “regateras”.