No es lo mismo fabricar acero para un muelle, para el puente de un tren, para una cadena de petrolero, para el casco de un buque o para el fuselaje de un avión. Las cualidades a controlar son, entre otras, su resistencia, su elasticidad y su dureza. Estas propiedades pueden verse modificadas por las aleaciones que se efectúen con otros materiales.
Las aleaciones y la velocidad a la que cambian de temperatura los elementos es lo que nos proporciona los distintos tipos de acero.
La combinación de hierro, carbono y temperatura es lo que determina si el producto resultante es acero o fundición. Son aceros las aleaciones que tienen menos del 2,06% de carbono y son fundiciones si el contenido en carbono es superior al 2,06% y menor del 7%. Cuando lo sometemos, además, a grandes temperaturas, logramos la microestructura del acero con las propiedades necesarias para una aplicación industrial concreta.
Junto al microscopio tienes muestras de ferrita, perlita, ledeburita, austenita, cementita, martensita y widmanstätten. Este último es un detalle del hierro de un meteorito que cayó en Cape York, Groenlandia hace miles de años. ¿Y si «Siderurgia» viene de «Sideral» es decir «procedente de las estrellas»?