Hierro y mar han sido dos constantes en nuestra historia. En consecuencia, la industria de construcción naval de embarcaciones de madera ha sido, tradicionalmente, la segunda actividad más importante, tras el trabajo del hierro en las ferrerías. En el último cuarto del siglo XIX esta actividad declinó hasta desaparecer.
En su lugar surgió una importante industria naval a finales del XIX. Las más relevantes mejoras en construcción naval fueron la sustitución de la vela por la propulsión a vapor; la construcción de cascos de acero sustituyendo a los de madera; y la incorporación de la hélice como sistema de propulsión.
El momento que marca el cambio de rumbo respecto a la construcción naval de buques de hierro en la ría del Nervión es la publicación del R.D. de 13 de octubre de 1887, que modificaba el programa de construcciones navales del almirante Rodríguez Arias. El 1 de junio de 1889 firmó el contrato para la construcción de tres cruceros acorazados para la Armada Española, la sociedad comunitaria Martínez Rivas & Palmer. Esta sociedad no tenía ni siquiera el astillero construido.
Sobre las gradas del nuevo astillero levantado al efecto en Sestao:
- Del Infanta María Teresa, se colocó la quilla el 24 de julio de 1889, la caída al agua del crucero tuvo lugar el 30 de Agosto de 1890, comenzó a navegar el 28 de agosto de 1893. Fue el buque insignia de la escuadra del almirante Cervera. Su maqueta se puede ver en el ItsasMuseum de Bilbao.
- Del Vizcaya se colocó la quilla el 7 de octubre de 1889, se botó el 8 de julio de 1891, y comenzó a navegar el 2 de agosto de 1894.
- Del Almirante Oquendo la quilla se colocó el 16 de noviembre de 1889, tuvo lugar el 3 de octubre de 1891, fue entregado el 21 de agosto de 1895. Una pieza sistema Hontoria de 140 mm., perteneciente al Almirante Oquendo se conserva restaurada en el Naval Support Facility Anacostia, de Washington, D.C.
Durante la guerra de Cuba fueron hundidos los tres en el combate naval de Santiago de Cuba el 3 de julio de 1898.